LA POBLACION IGLESIA NTRA SRA DE LA ASUNCION
La parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, edificio de estilo protogótico fechable a comienzos del siglo XIII que presenta amplia nave con cabecera pentagonal, a cuyos lados se abren capillas hornacinas. Como obra de inspiración cisterciense, se cubre con crucerías de potentes nervios y bóveda gallonada en la cabecera. El coro, situado a los pies, data de principios del siglo XVII.
Su exterior luce muros de sillería jalonados por potentes contrafuertes y rematados por restos de canes; la portada abocinada y apuntada se abre por el lado de la Epístola, pertenece también al siglo XIII y consta de seis arquivoltas que apean en capiteles esquemáticos. Otra puerta semejante se abre por el lado de la Epístola.
Su interior está presidido por un retablo realizado hacia 1560 que, por la calidad de su escultura, se encuentra entre los mejores ejemplos del primer Renacimiento navarro en su género. Forma parte junto a otros, como el de El Busto y Genevilla, de la corriente expresivista de filiación riojana, aunque el expresivismo propio del periodo se ve atenuado en el de Lapoblación por un clasicismo italianizante que otorga a esa obra un especial énfasis. La autoría se sitúa en torno al taller del maestro establecido en La Rioja, Arnao de Bruselas. Su traza se adapta perfectamente al ábside y consta de banco, tres cuerpos y ático en cuyas arquitecturas se plasma un programa decorativo plenamente renacentista a base de grutescos, sirenas y exquisitos motivos a candelieri. La iconografía es variada y en los registros se distribuyen excelentes imágenes y relieves entre los que destacan por su fuerza y expresividad los relieves del Entierro de Cristo y la Piedad y las tallas de los apóstoles y algún profeta que evocan claramente a la plástica berruguetesca. La policromía original con gran abundancia de oros es el complemento idóneo de la escultura y traza del retablo. Entre los demás altares destaca el de San Roque, realizado hacia 1642 por el arquitecto Jerónimo de Echávarri y el escultor Diego Jiménez II, en un estilo protobarroco aunque la talla del titular es expresivista, de fines del segundo tercio del siglo XVI. La sacristía guarda dos imágenes de la Virgen del Rosario, obras de Juan de Bazcardo, un San Sebastián de Diego Jiménez y un cáliz de plata neoclásico.