GENEVILLA IGLESIA DE SAN ESTEBAN
La parroquia de San Esteban, antigua construcción protogótica de hacia 1200 que sufrió una importante transformación a mediados del siglo XVI. Esta le confirió el actual aspecto gótico-renacentista. Del templo medieval permanece la planta de amplia nave de dos tramos y profunda cabecera poligonal. En alzado tanto las finas columnillas del ábside como los soportes del arco triunfal con la columna central y dos más pequeñas acodilladas corresponden a la iglesia primitiva. Por el contrario la cubierta, de terceletes sobre la nave y estrellada en la capilla mayor, al igual que las ménsulas con bolas Reyes Católicos es producto de la reforma del siglo XVI. A comienzos de la siguiente centuria se inició una nueva fase constructiva con el levantamiento del coro y la sacristía. La portada del templo constituye un testigo más de la fábrica medieval; está formada por un arco apuntado que abocina en seis arquivoltas, sucediéndose de forma alternativa las lisas y las decoradas. Las arquivoltas apoyan en columnas con capiteles vegetales, muy esquemáticos, sobre los que se dispone a manera de cimacio una imposta corrida.
Pieza notable es el retablo mayor de estilo expresivista propio del segundo tercio del siglo XVI. Como autor se le ha venido considerando al escultor Andrés de Araoz, residente en Genevilla en 1563, no obstante, algunos críticos son partidarios de ponerlo en relación con el círculo el también escultor Arnao de Bruselas. En esta obra se aglutinan influencias de Berruguete y Joly; por otro lado, la riqueza imaginativa desplegada en la decoración de la mazonería recuerda a Forment en el retablo de Santo Domingo de la Calzada. La arquitectura del retablo, con banco, tres cuerpos de cinco calles y ático constituye un espléndido marco para la rica iconografía de tallas y relieves, algunos casi de bulto como los grupos del apostolado situados en el primer cuerpo. Esto junto al Calvario y la imagen del titular, San Esteban, de delicado rostro, destaca como lo más sobresaliente del conjunto. Son figuras fuertemente expresivas, con rostros de pómulos marcados, cabellos nerviosos y ropajes dinámicos, que caben relacionar con la obra de Arnao, mientras que el resto del retablo ofrece una calidad más desigual, pudiéndose atribuir a Andrés de Araoz o a su círculo. Aunque algo retocada en el Barroco, la policromía original que conserva el retablo es una nota más de su riqueza y decorativismo. Forma parte de un interesante grupo de retablos, relacionables tanto en la traza como en su alta calidad artística, como son los de Lapoblación, el Busto y Armañanzas.
La iglesia conserva otro retablo, el de San Juan Bautista, de igual cronología y estilo que el mayor, plateresco del segundo tercio del siglo XVI y también atribuido a Andrés de Araoz, aunque últimamente, al menos parte de la escultura, se la adjudica a Arnao de Bruselas. Mayor avance dentro del Renacimiento denotan los restantes retablos, el dedicado quizá a Santa Úrsula, el de la Virgen del Rosario y el de San Lorenzo, que ya presentan una traza y escultura manierista de la primera mitad del siglo XVII. La Virgen del Encinedo que se custodia en la parroquia, antigua titular de su ermita, es una talla gótica de comienzos del siglo XIV que sigue el modelo de Andra Mari. Entre las piezas de orfebrería destaca un copón renacentista perteneciente a la segunda mitad del siglo XVI, con caja poligonal articulada en sus frentes por balaustres y decorada por grutescos y guirnaldas.