IGLESIA SAN MARTIN DE VALDELOMAR
La impronta medieval es manifiesta en los pueblos y aldeas de Valderredible. En contraposición de aquellos memorables tiempos, la comarca padece hoy día un agudo éxodo demográfico. En San Martín de Valdelomar hallamos evocación del medievo en las piedras trabajadas de su iglesia parroquial. Previo a la fábrica de este templo, se localizan en San Martín de Valdelomar dos vestigios de la religiosidad rupestre representativos de los primeros tiempos de la Edad Media.
Los rasgos arcaizantes de San Agustín y su sencillez decorativa, hacen a esta construcción, según los especialistas, más propia del siglo XIV. Asistimos en su visión a una fusión de añadidos, procedentes de períodos artísticos diversos. La apariencia rural y popular caracterizan al conjunto del edificio.
El ábside, de planta semicircular y de traza románica, se divide en tres zonas verticales por medio de contrafuertes prismáticos, que suben hasta la cornisa.
Los capiteles de los vanos del ábside son de hojas verticales, que acaban en bolas. Su sencillo diseño evidencia una mano escultora de clara escuela popular. La espadaña es románica, con dos arcos de medio punto en el primer piso y uno en el segundo.
La cabecera posee bóveda de horno y su arco triunfal es apuntado, como también lo es la bóveda de cañón del tramo recto. El arco toral se apoya en rústicos capiteles de motivos vegetales y geometrizados.
En el ábside se localizan marcas de canteros inscritas en la piedra, muchas de ellas son signos de ese horizontal.
Durante el siglo XVI se construyó una nave, a la derecha de la cabecera, que posee un ábside de planta cuadrada y un arco triunfal apuntado. A fines de ese siglo, la nave central conoce una profunda reforma, desarrollándose una bóveda cuyos nervios componen formas estrelladas (terceletes y combados), que se apoyan en pilares de tres columnas adosadas al muro lateral, con capiteles vegetales que imitan los modelos previos.
En el presbiterio, según M.A. García Guinea, se vislumbran rastros de pintura, bajo la enorme capa de cal.
En las inmediaciones de San Martín de Valdelomar existen dos cuevas artificiales excavadas en la roca arenisca y procedentes del mundo eremítico altomedieval. El primer habitáculo, sito en la Peña de Castrejón, presenta vanos al exterior y habitaciones en torno a un espacio central. En este enclave se recogieron fragmentos de cerámica atribuible a los siglos VIII al XI. La otra cavidad artificial se sitúa muy cerca del pueblo de San Martín. Se trata de una cueva de una sola nave, rematada en cabecera de semicírculo irregular. Estas manifestaciones religiosas enlazan con la cultura eremítica rupestre, que se desarrolló con profusión en el Alto Ebro durante la Alta Edad Media.
Texto: www.cantabriaromanica.com